¿En
qué consisten las teorías individualistas sobre la desigualdad? ¿Cuáles son sus
límites?
El
texto de Reygadas nos muestra otra forma de ver la desigualdad desde diferentes
perspectivas sociales, donde la desigualdad no solo se hace presente en
cuestiones económicas, sino que va más allá tanto en aspectos individuales como
en el mundo relacional donde se desarrolla el individuo y crea su realidad
estableciendo normas de convivencia.
Entrando
al plano individual, la desigualdad se hace presente en el contexto social en
el que se desarrolla el individuo. Hay dos aspectos que influyen, el primero
son las causas externas donde se ven aspectos como el dinero, la herramienta o
los utensilios, y las causas internas que hace referencia a las capacidades
individuales como el conocimiento, la creatividad, etc. Pero la desigualdad no
se combate atribuyendo a una persona con bienes externos o internos, ya que para
poder acceder a las riquezas sociales es necesario tomar en cuanta otros
aspectos que reproducen la desigualdad, como el capital cultural, el habitus,
el campo, le etnia, el entorno
comunitario, etc.
Pierre
Bourdieu menciona que el capital cultural
muestra:
“la trascendencia de los
aspectos simbólicos en la construcción de las diferencias de clase. El capital
cultural puede ser material u objetivo… pero también puede ser subjetivo,
adquirido por los individuos a lo largo de mucho años de socialización e
incorporado en sus esquemas de percepción y pensamiento.” (Reygadas:
2004)
De
modo que nos habla de aspectos simbólicos que son los que se adquieren a través
de la sociabilización y que estos a la vez marcan una distinción. Un ejemplo
puede ser una sociedad donde lo correcto es terminar una carrera universitaria,
trabajar, tener un hogar, un carro, una familia, con cierto status y un buen
nivel económico, etc. El status juaga
un papel muy importante dentro del entorno relacional de los individuas y este
construye niveles de criterios de lo que esta bien visto y lo que no.
Pero
quienes están fueras de ese marco valorativo, como los homosexuales, los
indígenas, los vendedores ambulantes, las madres solteras, los indigentes,
entre muchos mas, son victimas de discriminación y no hay peor discriminación
que la de la estigmatización, Erwing Goffman menciona que los estigmas “marcan de manera profunda a
quienes los sufren y definen el tipo especial de relaciones que se debe
establecer con ellos.”
De
este modo la desigualdad no se da de modo individual sino social, “donde los atributos individuales tienen
su origen social, de modo que las capacidades personales de cada individuo
aunque tengan elementos genéticos, son el resultado del mundo relacionan donde
se desarrolla, en el entorno comunitario donde se da la relación entre sujetos,
y estas capacidades individuales a la vez son sociales, ya que estas están
sujetas a una valorización que proviene dentro del colectivo y mas
profundamente del capital simbólico.
“un enfoque individualista
de la desigualdad es útil para determinar los resultados diferenciales que
obtienen los agentes, haciendo abstracción del contexto social y de las
relaciones sociales. Pero tendría fuste limitaciones para considerar los
factores metaindividuales.” (Reygadas: 2004)
De
este modo las teorías individualistas de la desigualdad muestran que los
individuos tienen diferentes habilidades o capacidades, pero estas teorías no
explican como se originan las diferencias que relación tiene con el medio social
en el que se desarrolla el individuo.
Otro
punto importante que debemos comprender es la estructura social en la que se
desarrolla el individuo, ya que la desigualdad se hace presente en las
relaciones humanas. Bourdieu menciona:
“que las desigualdades
están relacionadas con los habitus de
clase, es decir, con los esquemas de disposiciones duraderas que gobiernan las
practicas y los gustos de los diferentes grupos sociales, que resultan en
sistemas de enclasamiento, que ubican a los individuos en una posición social
determinada no sólo por su dinero, sino también por su capital simbólico.” (Reygadas:
2004)
Es
así, que el habitus hace referencia al comportamiento del individuo y este le
otorga un lugar en la sociedad y de como debe de ser tratado. Tal vez el
ejemplo mas claro sea el de genero, ya que existe una distinción en como debe
ser tratado un hombre y una mujer. Hay toda una estructura simbólica entorno al
sujeto, de modo que el habitus establece la conducta, la manera de comportase o
de actuar entre los sujetos o los grupos sociales.
Otro
concepto que nos da Bourdieu es el de campo,
el cual nos “ayuda a entender que la interacción de los agentes se produce en
espacios sociales que siguen determinadas reglas, de acuerdo con las cuales los
poseedores del capital cultural legítimo reciben los mayores beneficios que se
producen en ese campo.” En el campo se desarrolla la estructura social
determinada que donde la valorización del sujeto esta determinadas
culturalmente.
Otra
forma de reproducir la desigualdad es por parte de las instituciones como el
ceno de la familia donde se adquieren los valores, dependiendo en que grupo
social se desarrolle ésta, creando categorías que clasifican a las personas.
Este tipo de categorías proponen un enfoque relacional de la desigualdad que se
lleva acabo dentro de los grupos sociales.
De este modo, para combatir a la desigualdad
no basta no basta con combatir las diferencias y la discriminación, es
necesario cambiar de fondo la estructura de las instituciones que organizan los
flujos de recursos, cargas y recompensas que predominan en la interacción
social.
Algunas
de las estrategias políticas- simbólicas que intervienen en la construcción de
la desigualdad hablando entorno a las interacciones sociales. En primero están
todas las características positivas que e otorgan en el grupo social y que son
aceptadas. Aquí mismo entran todas aquellas operaciones que presentan los
privilegios que se poseen como resultado de designios divinos o de la posesión
de rasgos especiales.
Por
otro lado están las características negativas que se les atribuye a los otros
grupos como la estigmatización, satanización, señalamiento de impureza,
exclusión, rebajamiento e infravaloración de lo ajeno o extraño. Todas esta
legitiman el status inferior de los otros por la posesión de rasgos físicos,
sociales o culturales poco adecuados o de menor valor.
Así,
el trabajo de construcción y de reproducción de los límites simbólicos crea
situaciones de inclusión y exclusión social y sostiene los límites materiales,
económicos y políticos que separan a los grupos. Este tipo de recursos
simbólicos que presentan los intereses particulares de un grupo como si fueran
universales, es decir, cuya satisfacción redunda en el beneficio de toda la
sociedad o de todo el grupo social. De modo, que entran también todos los
discursos que naturalizan la desigualdad o la consideran inevitable o normal.
Hay
tres características de esas fronteras que son cruciales para la desigualdad:
el grado de impermeabilidad, el grado de bilateralidad y el tipo de flujo que permiten.
Las fronteras sociales pueden ser por lo regular impermeables, pueden permitir
que pasen por ellas muchas cosas o pocas. Un grupo puede hacerse más permeable
en determinadas fronteras para tener un mejor acceso a los recursos de otros
que si los tienen. El nivel de bilateralidad de una frontera, es saber si
permite el flujo de recursos en los sentidos o sólo en uno de ellos.
Las
interacciones dentro de los campos sociales inciden sobre la desigualdad. Las
practicas individuales se entrelazan con las reglas, con los dispositivos de
poder, los procesos culturales y todos los demás entramados institucionales que
organizan esos espacios.
Bibliografía
Reygadas.
Luis (2004). Las redes de la desigualdad:
un enfoque multidimensional. Universidad Autónoma Metropolitana-
Xochimilco. Distrito Federal. México.
Jessica
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